El sistema sucesorio tiene pautas claras de las que surgen los derechos y las obligaciones de los herederos como para que esta seguridad jurídica evite conflictos entre ellos. Sin embargo sabemos que los conflictos surgen y que los mismos no dependen de la claridad con que el derecho regula el traspaso de los bienes a favor de los herederos.

¿De qué dependen estos problemas?
Suelen atribuirse estos conflictos a las ambiciones de algunos herederos y a luchas por el poder entre ellos, sobre todo cuando hay una empresa en la sucesión. Esto es cierto, pero falta algo: las luchas por el poder y las ambiciones de obtener más de lo que corresponde son manifestaciones de otros conflictos que es necesario tener en cuenta para lograr que estas peleas no se perpetúen en perjuicio de todos.

Detrás de estas luchas por apropiarse de bienes o la conducción exclusiva de las empresas hay emociones de las que no se dan cuenta los herederos.

Aunque nos parezca sorprendente estas emociones suelen ser celos y envidias entre los herederos, que corresponden a épocas infantiles y se relacionan con el vínculo que tenían entre ellos y sus padres. Estos afectos permanecen y se manifiestan en peleas por motivos actuales como son, en estos casos, luchas por bienes de la herencia en los que transfieren esos sentimientos antiguos.

¿Cómo se solucionan estos conflictos?
El mediador o el abogado de parte que intervenga debe tener en cuenta el conflicto emocional que hay detrás de esas luchas por el poder y esas ambiciones desmedidas. Tenerlo en cuenta significa brindar un espacio para que, en las conversaciones con los herederos, se pueda llegar a las emociones ocultas. Si alguna de las partes puede poner en palabras esas emociones es posible que se alivie el conflicto como para poder pensar en las maneras de resolver los reclamos que se formulan. Para lograrlo el mediador o el abogado deben tener paciencia. El tiempo suele permitir modificaciones cuando hay un trabajo de diálogo con los herederos. Hay cosas que son claras para el abogado, pero para el heredero puede requerir más tiempo de conversación para comprender. No se puede pretender que una persona cambie de un momento para otro. Es frecuente que el heredero llegue a comprender después de una crisis. Y eso suele llevar un tiempo que no es el tiempo del reloj.